Bruselas propone una reducción obligatoria del consumo eléctrico en horas punta de al menos el 5%

Bruselas ya ha concretado varias herramientas para limitar las estratosféricas facturas de la energía en Europa. Una de ellas apuesta por obligar a reducir el consumo de electricidad en las horas punta en al menos un 5%, según el borrador de la iniciativa al que ha tenido acceso EL PAÍS y que la Comisión Europea presentará a los ministros de Energía en la reunión extraordinaria que mantendrán el viernes. También se contempla establecer un límite al precio que las eléctricas pueden cobrar por la energía generada por fuentes renovables u otras que no sean gas, 200 euros por megavatio a la hora (MWh), aunque fuentes comunitarias explican que esa cifra podría cambiar, ya que los técnicos de Bruselas siguen haciendo números.

Bruselas propondrá a los Veintisiete “un límite sobre los beneficios de los que producen electricidad a bajo coste”, como las renovables, la nuclear o la hidráulica, y que están registrando unos ingresos “inesperados” con los que “nunca contaron, nunca soñaron, que no pueden invertir tan rápido” y que “no reflejan sus costes de producción”. “Es el momento de que los consumidores se beneficien de estos bajos costes de las fuentes energéticas bajas en carbón, como las renovables. Así que propondremos reconducir esos beneficios inesperados para apoyar a los hogares y empresas vulnerables”, justificó.

“Para apuntar específicamente a las horas más caras de consumo eléctrico (…), la Comisión propone un objetivo obligatorio de al menos un 5% de reducción en el consumo neto de electricidad durante las horas de precios máximos”, señala el borrador de la propuesta. Bruselas asegura que no le importa cómo lo hagan los Estados, siempre que cumplan ese objetivo y que lo realicen de forma “clara, transparente, proporcionada, no discriminatoria y verificable”.

Además, Bruselas quiere que los Veintisiete adopten medidas que permitan “reducir el consumo general de electricidad de todos los consumidores”, para lo cual subraya la importancia de que todos los ciudadanos estén equipados con contadores inteligentes que les permitan “ajustar su consumo” durante el día.

“Tenemos que ahorrar electricidad de forma inteligente”, ha declarado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un breve encuentro con la prensa en Bruselas antes de presentar su borrador a los representantes de los países miembros. Son las horas punta las que hacen más cara la electricidad, y lo que se tiene que lograr es “aplanar la curva” del consumo. Algo que lograría, considera, el objetivo comunitario del 5% de reducción de ese consumo en los tramos más caros.

Von der Leyen ha adelantado que el paquete total que presentará la Comisión Europea incluye otras propuestas: aplicar la misma medida que a las renovables a los “inesperados beneficios” de las productoras de energías fósiles, a las que se exigirá una “contribución solidaria”; apoyos a las compañías energéticas afectadas por la volatilidad de los mercados y, finalmente, imponer un tope al precio del gas ruso, como ya había adelantado.

El borrador confirma, como adelantó este diario, que la Comisión apuesta por limitar el precio de las energías más baratas, entre ellas las renovables, que contribuyen a la factura final y que, gracias a los altos precios que actualmente fija el gas (el sistema de fijación de precios establece que la energía más cara marca la factura) y a que sus costes de producción se han abaratado, están logrando grandes beneficios durante esta crisis. Según el texto, Bruselas quiere que el precio de estas denominadas energías “inframarginales” se establezca en un máximo de 200 euros por megavatio/hora de electricidad, aunque algunas fuentes consultadas por este diario indican que el tope podría ser más bajo aún.

Son ingresos “con los que nunca soñaron, con los que nunca contaron” y que “no reflejan sus costes de producción”, ha justificado Von der Leyen, para quien “es hora de que los consumidores se beneficien del bajo coste de las fuentes [energéticas] bajas en carbono, como las renovables”. La idea, ha indicado, es que los Estados “reconduzcan” esos beneficios extraordinarios para que los hagan llegar a los hogares y compañías “vulnerables”.