
La compra de Twitter por parte de Elon Musk ha dejado patente que la llegada de un nuevo jefe puede poner patas arriba una compañía. Aunque nada de lo que hace el extravagante multimillonario es susceptible de ser comparado con la realidad de la mayoría de las empresas, sí que el cambio de líder en una organización, ya sea un alto directivo o un mando intermedio, suele venir acompañado de momentos de incertidumbre entre los miembros del equipo.