
España estrenará el próximo 1 de enero un nuevo mecanismo de ajuste de las pensiones, el denominado Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), aprobado en la primera fase de la reforma de la Seguridad Social. Sin embargo, este modelo de ajuste adoptado por España difiere notablemente de los tipos que ya aplican aproximadamente la mitad de los países europeos y que vinculan la evolución del gasto en pensiones a una o varias variables de entre estas tres: ligan la cuantía inicial de las prestaciones de jubilación a la esperanza de vida; fijan la edad de jubilación en función también de la esperanza de vida o revalorizan las pensiones según la demografía o la marcha de la economía.
Temor sindical y patronal a que la siguiente reforma no llegue a tiempo
- Reproches. Los responsables de los sindicatos y la patronal que negocian con el Gobierno la segunda fase de la reforma de pensiones, que debería estar lista a final de año para entrar en vigor en 2023, reprocharon ayer al equipo del ministro Escrivá que no esté dialogando lo suficiente y, por tanto, temen que los cambios no estén listos dentro del tiempo comprometido con Bruselas. Así lo indicaron en unas jornadas organizadas por el colectivo 65 y Más, donde el responsable de CC OO, Carlos Bravo, precisó que las materias que restan por negociarse –ampliación del periodo de cálculo y mejora de cobertura de lagunas; ampliación progresiva de bases y pensiones máximas; y, en su caso rediseño del MEI– son temas demasiado complejos para los ajustados tiempos disponibles. Desde UGT, Cristina Estévez, recriminó que la última reunión de la mesa de pensiones fue el 12 de septiembre. Y los empresarios se quejaron de “no tener propuestas ni papeles –del Gobierno–” y de enterarse de cosas por la prensa.
- Otros cambios. Más allá de la segunda parte de la reforma que Escrivá sí confía en cerrar a tiempo, el ministro dejó para 2024 las reformas de la jubilación parcial y la activa.